La habilidad innata del tachirense para lograr sus objetivos, siempre ha destacado del resto. Desde que amanece hasta que se oculta el sol, trabajan con esmero y alegría, sobreponiéndose a todas las adversidades que se puedan presentar, con la firme convicción de lograr sus objetivos planteados.
Y es lo que podemos observar de este joven, cuyo nombre desconocemos, pero representa sin duda alguna, al trabajador tachirense. Seguramente esas hermosas flores llegaron a su destino, a pesar de las condiciones climáticas.
El esfuerzo de hoy, es la recompensa del futuro, y es así como se ha forjado durante tantos años, la cultura del trabajador tachirense, que es reconocida en cualquier parte del país.